Una pasión: Fourier

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Mucho antes de Sheldon Cooper y su tropa en “The Big Bang Theory”, y de Ted Mosby en “How I Met your Mother”, estaba Ross Geller en “Friends” en ese papel del amigo geek que tiene una pasión intelectual incomprensible para los demás. Ross es por supuesto el mejor de todos ellos, y con gusto he vuelto a ver toda la serie ahora que Netflix la está transmitiendo. No recordaba ese excelente último capítulo de la novena temporada, en el que todo el grupo viaja a Barbados a escuchar a Ross dar una charla en una conferencia de Paleontología. Hoy que volví a ver el episodio me reí recordando la vez en que puse a mis propios amigos en la misma situación.

Fue durante mi último semestre de la carrera de matemáticas y la ocasión era la sustentación de mi tesis de pregrado. Para mi ese momento marcaba el final de un trabajo que había durado todo un año y, por alguna razón, me pareció de lo más noble pedirle a familiares y amigos que me acompañaran para esa presentación. No sé el momento exacto en que ellos se habrán dado cuenta del tremendo error que cometieron habiendo aceptado mi invitación, pero seguramente fue al minuto uno, cuando mostré la primera diapositiva con el pomposo y críptico título: Construcción de sistemas biortogonales de ondita de primera y segunda generación y su aplicación en la solución numérica de ecuaciones en derivadas parciales. Durante la siguiente hora bombardeé a los asistentes con un sinfín de ecuaciones y gráficas, y es testamento de lo mucho que todos ellos me quieren que ninguno se haya dormido a la mitad de mi cháchara.

Las “onditas” que aparecen en el título de mi tesis de pregrado están íntimamente relacionadas al tema que resume una de mis mayores pasiones, y que ha conectado de alguna u otra manera con casi todos los temas en los que he trabajado en los últimos quince años: El Análisis de Fourier. Esta es una teoría que trata sobre la posibilidad, métodos y consecuencias de descomponer un bloque de información en frecuencias características. Dichas frecuencias luego pueden ser usadas para entender, manipular y reconstruir la información original.

He pasado años estudiando, aplicando y enseñando Fourier, y se que podría pasar felizmente el resto de mi vida trabajando en este área de las matemáticas y aún no habría más que arañado la superficie de todo lo que ésta esconde detrás. He usado Fourier para ubicar epicentros de terremotos, obtener imágenes de tejidos al interior del cuerpo humano con tomografías computarizadas, multiplicar números con millones de dígitos, acelerar la simulación del régimen transitorio de circuitos integrados y calcular el precio de derivados financieros. Fourier está conectado con Chebfun, ese maravilloso proyecto en el que trabajé cuatro años cuando estaba en Oxford, y Fourier está conectado con Inteligencia Artificial, el nuevo área en el que voy a enfocar mi carrera de ahora en adelante.

El análisis de Fourier está detrás de la música digital que escuchamos todos los días, y en el movimiento sempiterno de las estrellas. Fourier se estudia en Ingeniería porque es una técnica increíblemente útil para lo que hacen los eléctricos, civiles y mecánicos. Pero a la vez, Fourier se puede desprender de cualquier atadura mortal para convertirse en análisis armónico abstracto y ser el foco de estudio de los matemáticos más puros.

Jean-Baptiste Joseph Fourier nació en esta misma semana hace 250 años y transformó el mundo. Su teoría es fascinante y puedo decir sin ruborizarme que me apasiona. Con gusto volveré a invitarlos a todos la próxima vez que vaya a hablar en público de ésta. Se que no se dormirán.

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