
¡Cuidado con usar la carta de que algo es posible!
Ten cuidado la próxima vez que uses la palabras "posible" o "imposible" para defender con empeño tu punto de vista, tal vez sin saberlo te estás metiendo en una trampa que ofuscará tu percepción de la realidad.
Por supuesto, en la cotidianeidad no debemos ser terriblemente rigurosos con nuestro lenguaje, faltaba más. Que nadie se escandalice si digo, que se yo, "me quedaba imposible responder tu mensaje en ese momento", no nos digamos mentiras, la verdad es que si era posible, lo dije solo a manera de excusa por mi habitual atolondramiento por estar pensando en otras cosas, perdóname, estoy trabajando en ello.
Pero todo cambia cuando estamos enfrascados en una discusión mas profunda, tal vez controversial, y se cola furtivamente la bendita palabra. De pronto, los argumentos se descuajan, dejamos de hablar del mundo tal como es y nos adentramos a un universo demencial. Cuando invocamos lo posible o lo imposible frenamos la razón, todo es redundante, nada tiene sentido.
Esta entrada continúa la anterior: Yo se que es redonda, pero es posible que la tierra sea plana.
Tomemos por ejemplo el tercer episodio de la segunda temporada de Friends. Phoebe, con su habitual desparpajo, le declara al grupo que ella no cree en la teoría de la evolución: "Monos, Darwin. Si, claro, es una bonita historia. Es solo que me parece muy simple". Escuchando esto, Ross, paleontólogo de profesión, casi sufre un aneurisma, y en lo que resta del episodio lo vemos tratando de explicar de manera algo torpe cuales son los fundamentos que tenemos para justificar el proceso evolutivo de las especies. Pero nada sirve, Phoebe no da su brazo a torcer, tal vez fueron dioses extraterrestres los que nos pusieron aquí, llega a sugerir. Y entonces, en la parte más álgida de la discusión ella le lanza la bomba a él:
"Me estás diciendo que eres tan increíblemente arrogante que no puedes admitir que existe aunque sea una remota posibilidad de que estés equivocado respecto a todo esto?"
Ross queda estupefacto, balbucea, su cara de pánico delata que se ha dado cuenta que su torre de conocimiento es vulnerable. Derrotado, admite con vergüenza que si, que existe una remota posibilidad de que la teoría de la evolución este equivocada, Phoebe estalla de alegría al ver que ha doblegado a su amigo.
Pero hagamos una pausa. ¿Por que debe admitir Ross que es posible que la teoría de la evolución esta equivocada? Sencillamente porque para refutarlo debería demostrar que toda otra explicación diferente a la que ofrece la biología - incluyendo que hemos sido puestos aquí por dioses extraterrestres - es imposible. Pero declarar la imposibilidad de algo es dificilísimo porque requiere tener un conocimiento total del fenómeno, algo que ninguna teoría o modelo pretenden lograr.
Las disciplinas que estudian la naturaleza, o el comportamiento del individuo, o el de las sociedades plantean teorías que son consistentes con un número finito de observaciones experimentales, y que pueden usarse para explicar y predecir un conjunto más amplio de fenómenos. Pero las teorías científicas no son planchas o lavadoras y no vienen con un certificado de garantía, una nueva observación puede no estar alineada con la teoría actual lo que empuja a buscar maneras de enriquecerla o cambiarla por completo para que ahora quepa.
Con esto en mente, tomemos otro ejemplo, esta vez tomado del libro de texto de física con el que estudiaste en la escuela: Nada puede moverse más rápido que a la velocidad de la luz. Esta oración, equivalente a decir "es imposible que algo se mueva más rápido que a la velocidad de la luz", abusa un poco del lenguaje. Con un espíritu menos científico y más jurídico realmente lo que uno quiere decir es algo así como "la relatividad especial establece que una partícula con masa requiere una cantidad infinita de energía para poder moverse a la velocidad de la luz", y ni siquiera aquí estoy siendo perfectamente riguroso. Pensándolo mejor, podríamos más bien quedarnos callados y escribir las ecuaciones que propuso Einstein en 1905, y no verbalizar que carajos pasa en el universo cuando se reemplaza la letra v por la letra c causando que en el pizarrón surjan ahora unos términos que van hacia el infinito. Como quien dice, mejor dejar que las ecuaciones hablen por si solas.
Surge entonces la pregunta: ¿Pueden estar esas ecuaciones equivocadas? La verdad no lo sabemos. Hasta ahora han funcionado maravillosamente bien, pero no hay nada dentro de ellas que nos hagan pensar que sean infalibles. Por supuesto, habrá un cataclismo en la ciencia si llegáramos a hacer una observación que no encaja en la teoría de la relatividad. Pero no sería impensable, después de todo a la mecánica de Newton le pasó precisamente eso después de llevar doscientos años sin toparse con algo que no pudiera explicar.
No podemos descartar que en un futuro una nueva teoría emerja de observaciones empíricas y expanda la relatividad de Einstein, y que el límite impuesto por la velocidad de la luz tenga que replantearse de manera estructural, de manera incluso más esencial que las contextualizaciones que nos obligan hacer los efectos superlumínicos conocidos hoy en día. No solo no debemos descartar ese escenario: debemos esperar que ocurra.
¿Fue acaso Popper el que dijo que la ciencia es un juego en el que le hacemos preguntas a la naturaleza, y ella contesta la mayoría de veces "no", algunas veces "tal vez", pero nunca "si"?
Tal vez por la efectividad que han demostrado las ciencias, pareciera que estas lograran obtener conocimientos totales, pero esto no es más que una ilusión, un malentendido que no se corrige con severidad. La parcialidad de nuestro conocimiento sobre el universo deja implícito que este es falible, y por lo tanto que sea posible que sea errado, o que la verdad sea otra.
Algunas personas encuentran desesperante la aparente actitud arrogante de la comunidad científica así como la incompletitud de su método. Y entonces equiparan este conocimiento incompleto con ignorancia total, y creen que es igualmente valida la teoría de la evolución con la teoría de que los extraterrestres nos pusieron aquí. Y ahí es donde nos tienden su trampa.
Porque decir que algo es posible es no decir nada, no transmite información, no avanza en nuestro entendimiento de la realidad. Decir que algo es posible es una tautología, porque en el universo físico en el que existimos cualquier cosa es posible y nada es imposible. Por eso repito, si alguna vez escuchas alguna de estas dos palabras, ponte alerta, estás siendo victima de un ataque tramposo, no te dejes acorralar. Esto es algo tan fundamental que se lo deberían enseñar a los niños en los colegios.
Salgámosle al encuentro de los descreídos de las ciencias y a esos que han quedado pasmados por las teorías conspirativas, y en tono desafiante digámosles:
“Hombre, ¡claro que es posible que la tierra sea plana! ¡por supuesto que es posible que no esté ocurriendo el calentamiento global! ¡definitivamente es posible que el hombre nunca haya pisado la Luna! ¿Y qué con eso? Esas no son piezas de conocimiento, tan solo oraciones en subjuntivo que gramaticalmente son correctas, bien hubiera podido traer a esta conversación otras con el mismo peso epistemológico. Observa, tampoco me tiembla la voz cuando digo ¡equis es equis!
Si de lo que hablas es del mundo de lo probable, trae los datos que te han dado y veamos como encajan o no con los míos. Si de lo que hablas es del mundo de lo posible, ándate a un concurso de poesía, que el cosmos y la vida no son versos.
Malkhut es siempre Malkhut, y punto.”
Termina aquí mi diatriba contra la falacia de enmarcar una discusión en cuanto a si algo es posible o no. He dejado para otra ocasión el asunto harto importante de la imposibilidad en las matemáticas, pero para eso ya habrá tiempo. Por lo pronto, en mi próxima entrada hablaré sobre un episodio del Siglo XX en el que ciertos intelectuales se pusieron a divagar si el socialismo era posible o no.
¿Pueden ver para donde es que iba todo esto?